Los dilemas de la tierra
El agro ha sido transformado por el conflicto armado y el narcotráfico hacia una mayor concentración de la propiedad, un acelerado desplazamiento y empobrecimiento campesinos y una mayor subutilización de la tierra. ¿Cómo lograr una mayor equidad social en el campo? Con una política de ordenamiento de la población propone Alejandro Reyes Posada*, en este texto especial para El Espectador.
La violencia del conflicto armado ha empeorado la inequidad en las regiones más afectadas y, lo que es más grave, ha deteriorado los medios democráticos para expresar y resolver los conflictos sociales. Dilucidar cuáles fueron las raíces sociales de la insurgencia no nos ayuda a comprender sus consecuencias, porque entre sus causas y sus consecuencias hay un abismo lleno de accidentes, como muestra el caso colombiano. El fracaso de la izquierda para promover la organización popular hacia el cambio social pacífico es proporcional al fracaso de la derecha para resolver las desigualdades sociales y lograr una sociedad más equilibrada y justa.Cuatro décadas han demostrado que las guerrillas no representaron las luchas del campesinado por la tierra, sino que terminaron siendo un modo de vida predatorio de la riqueza ajena, que generó como reacción la violencia contrainsurgente y llevó a la dirigencia colombiana, también partidaria de combinar las formas de lucha, a propiciar su asociación con las mafias y los paramilitares para adelantar una guerra sucia, en vez de fortalecer las Fuerzas Armadas y la justicia para recuperar la seguridad. Entre guerrillas y paramilitares debilitaron al Estado, disolvieron a los actores sociales legítimos y convirtieron a Colombia en una sociedad de víctimas y victimarios, de arriba y abajo, con una gran dificultad para realizar las reformas sociales que necesita para su crecimiento sostenido.El conflicto armado estancó casi todos los índices de desarrollo social en grandes regiones afectadas por la guerra y destruyó el patrimonio y los derechos humanos de más de tres millones de desplazados, e indirectamente, por el costo creciente de la seguridad, redujo las oportunidades de desarrollo humano de otros cuantos millones. En estas condiciones, los grandes problemas de inequidad social que empobrecen a la mayoría perdieron la relevancia que deberían tener ante la urgencia de desmontar la violencia organizada y superar las consecuencias del conflicto armado sobre la población. La verdadera agenda social mínima empieza por tomar en serio la guerra interna, para liberar al país del dominio armado de paramilitares y guerrillas y ponerlo en la senda de la democracia garantizada por el estado de derecho. El gobierno del presidente Uribe asumió esa tarea indispensable y difícil, y logró simultáneamente iniciar el desmonte del paramilitarismo y el repliegue de las guerrillas, en un movimiento conservador de restauración del poder estatal, con el apoyo mayoritario de la población. La justicia, los órganos de control y, sobre todo, los electores, tienen por delante la tarea de depurar los organismos políticos y administrativos locales, regionales y nacionales de la influencia armada de los paramilitares, las guerrillas y el narcotráfico.DistorsionesEl problema ahora es reconocer las consecuencias del conflicto armado e identificar las grandes políticas sociales que deben impulsarse para afrontarlas. Como en las ocasiones anteriores, las consecuencias demográficas principales de la violencia actual han sido el despoblamiento de grandes regiones campesinas y la migración acelerada y caótica a las ciudades, con un gran potencial desestabilizador. Estos cambios ponen de relieve la urgencia de adoptar criterios para ordenar la población en el territorio de acuerdo con la disponibilidad de los recursos del sector agrario y la necesidad de planificar la urbanización de los desplazados en condiciones de dignidad humana. Las cifras globales de los usos del territorio colombiano son la mejor síntesis posible de las distorsiones sociales acumuladas a lo largo de la historia. El país tiene 21,5 millones de hectáreas con vocación agrícola y sólo usa 3,7 millones en agricultura, entre cultivos transitorios y permanentes, que equivalen a menos de una quinta parte del potencial aprovechable. En cambio, ocupa 38,7 millones de hectáreas en ganadería, la mayor parte extensiva, mientras la vocación natural para pastos es sólo de 14,2 millones de hectáreas, la mayoría en los Llanos Orientales. En otras palabras, la ganadería ocupa casi tres veces el área que debería estar dedicada a esa actividad, a expensas de la agricultura campesina y empresarial y también a expensas de los bosques que deben proteger los suelos y las fuentes de agua. El resultado es que una tercera parte de la superficie aprovechable está subutilizada en ganadería extensiva cuando podría estar en agricultura; otra tercera parte, que debería estar cubierta de bosques protectores de laderas, está sobreutilizada, sea en agricultura campesina de subsistencia o en pastos; y sólo un tercio está adecuadamente utilizado porque su uso corresponde a su vocación natural, especialmente en la ganadería en los Llanos Orientales.En esta perspectiva, el costo social de mantener el monopolio ganadero improductivo de las mejores tierras agrícolas del país ha sido la ampliación innecesaria de la frontera agraria sin control estatal del territorio, que dio oportunidad a que aparatos armados, como las guerrillas y los grupos paramilitares, ejercieran ese control y lo aprovecharan para enriquecerse con los cultivos de coca y amapola y la exportación de drogas.En síntesis, el paisaje agrario ha sido transformado por el conflicto armado y el narcotráfico en la dirección de una demasiada concentración de la propiedad, un acelerado desplazamiento y empobrecimiento de los pequeños campesinos, una mayor subutilización de la tierra en ganadería extensiva y una reducción de la agricultura comercial y campesina. Estos procesos, además, generan reacciones en cadena en las poblaciones grandes y las ciudades de todo el país, pues la acumulación de refugiados tarda una generación en incorporarse productivamente a la economía urbana y, mientras tanto, desborda la capacidad estatal de provisión de servicios básicos como vivienda, seguridad y de condiciones mínimas de vida.Ordenamiento Ahora que el Estado ha emprendido una vigorosa recuperación del espacio de manos de guerrillas y paramilitares, es tiempo de pensar en una política ambiciosa de ordenamiento de la población en el territorio, que puede fundar una mayor equidad social y un desarrollo económico sostenido.El país, en primer lugar, debe cerrar la expansión de su frontera agraria hacia zonas selváticas de ínfima productividad, que son aptas únicamente para el cultivo de la coca, a un costo ambiental creciente, cuando se ha iniciado a gran escala el cambio climático global. El mejor aporte que Colombia puede hacer a la estabilización del clima mundial es salvar los 55 millones de hectáreas de los bosques amazónico y pacífico y los 7 millones de hectáreas de bosques andinos, al convertirlos en reservas naturales intocables, con la ayuda de la cooperación internacional. Ya que Colombia tiene más territorio que Estado, un beneficio derivado de lo anterior es trazar una línea fronteriza por fuera de la cual no sería lícita la ocupación campesina, cuya única fuente de ingresos es la economía ilícita de la coca y cuya única autoridad real son los grupos armados ilegales, como las guerrillas y las mafias armadas. Reducir el área habitable a la que el Estado efectivamente puede controlar, facilita extraordinariamente la recuperación del monopolio estatal de la fuerza legítima y les quita espacio a las formas primitivas de control armado sobre la población. En las selvas sólo deberían vivir las minorías étnicas, indígenas y afro-colombianas, con reservas territoriales suficientes para su sistema de vida ancestral, amistosa con el ambiente.Ese tercio del área agropecuaria subutilizada, que en muchas regiones corresponde a las tierras con vocación agrícola y cuya propiedad ha sido concentrada en manos de ganaderos extensivos evasores de impuestos, narcotraficantes, jefes paramilitares y comandantes guerrilleros, es decir, en manos ilegítimas, podría dar cabida a una mayor densidad de agricultores, tanto empresariales como campesinos, que aumentarían el valor agregado del sector agrario y redimirían de la pobreza a la población rural.Aunque la tierra subutilizada está repartida en casi todas las grandes regiones del país, la mayoría se concentra en la gran llanura plana de la Costa Atlántica, donde el campesinado ha sido secularmente relegado a la miseria por la concentración de la propiedad en pocas manos y donde se crearon los mayores imperios paramilitares.La segunda gran región que admite una mayor densidad demográfica es el piedemonte de la Cordillera Oriental, desde Arauca hasta Putumayo, que permitiría regresar a buenas tierras la colonización campesina coquera que actualmente avanza a lo largo de los ríos de las cuencas del Orinoco y el Amazonas. Es mucho menos costoso y más distributivo del ingreso repartir buenas tierras donde el país ha construido la infraestructura, que llevarla hasta la periferia donde se refugia la ola colonizadora en tierras marginales. Y es mucho más fácil eliminar los cultivos de coca donde existe el Estado, que allí donde está suplantado por organizaciones armadas ilegales.Igual criterio se aplica en todos los restantes frentes de colonización vertical que ascienden por la sierra Nevada de Santa Marta, la Sierra de Perijá, el Catatumbo, la Serranía de San Lucas, el Nudo de Paramillo, el Macizo colombiano y la Sierra de la Macarena. En todos esos casos el costo ambiental de destruir los bosques protectores de las cordilleras es inmenso y se mide por la desorganización del sistema hidráulico, con la pérdida de caudales de los ríos en verano y las inundaciones de las cuencas bajas en invierno.El Estado dispone de un arsenal de políticas públicas para que el país se acerque progresivamente a una mejor distribución de la población en el territorio: desde la reglamentación de usos del suelo —que puede proteger las cordilleras al prohibir la explotación de tierras con pendientes donde la destrucción de la cobertura vegetal causa erosión—, hasta la política de los impuestos prediales diferenciados según la vocación de usos del suelo, para gravar más los suelos con potencial agrícola usados en ganadería extensiva —hasta volverla económicamente insostenible— y menos los suelos que se usen de acuerdo con su vocación natural; incluso, con estímulos tributarios a la conservación de coberturas boscosas protectoras del agua.Y desplazadosFinalmente, el segundo gran componente de una política de ordenamiento de la población en el territorio es la urbanización planificada y ordenada de los desplazados, de los cuales dos tercios, por lo menos, no van a regresar a las regiones de expulsión. Cuanto antes se reconozca esta realidad, mejor para el país, porque exige emprender una vigorosa política de asentamientos urbanos, con vivienda y servicios acordes con la dignidad que todo ser humano merece. Es una vergüenza que en ciudades como Montería los 60.000 desplazados de Córdoba estén refugiados a orillas del caño de aguas negras de la ciudad, porque sus dirigentes no se sienten obligados a proveerles terrenos urbanizables y servicios públicos, o que en Cartagena se acumulen en los caños y ciénagas insalubres y tengan que robarle terrenos al mar para sobrevivir. El país debe seguir los ejemplos de las grandes ciudades como Bogotá y Medellín, que han hecho enormes inversiones para satisfacer las necesidades básicas de la población desplazada, aunque estén todavía lejos de una asimilación productiva y social satisfactorias.
jueves, 19 de marzo de 2009
Agro: Panorama y propósitos 2009
El 2009 es un año de reflexiones, de buenos propósitos y promesas que debemos cumplir
Publicado el 12-03-09
Es hora de retomar un tema que no me canso de exponer y de plasmar en mis escritos por su trascendencia en la estabilidad y la paz de Colombia: el futuro del campo, pues buena parte de quienes labran la tierra y producen los alimentos, trabajan en condiciones desfavorables y a un ritmo que no corresponde a la necesidad de la producción actual.Situación por demás preocupante, teniendo en cuenta que un alto número de compatriotas que hoy alcanzan los 10'997.700 en una población de aproximadamente 43 millones de habitantes (de acuerdo con el último censo del 2005), viven en áreas rurales afectadas por problemas de violencia y carentes de incentivos, situación que los obliga a abandonar el campo y a buscar en las principales ciudades mejores oportunidades. A lo anterior se suma también un desempleo que a marzo del año pasado alcanzó una tasa del 8,4 por ciento en estas zonas del país.No podemos permitir que estas cifras continúen creciendo como una bola de nieve arrasando con el sector primario de la economía, vital en la producción de alimentos. No debemos condenar a nuestros campesinos a la pobreza permanente y absoluta y a asumir una actitud pasiva que a lo único que lleva es a una desaceleración en la actividad rural. Esta responsabilidad no es exclusiva del Estado, es también de la empresa privada y de cada uno de los que de una u otra manera ejercemos algún liderazgo en el sector agropecuario nacional.Debemos despertar de este letargo, pues está en riesgo una Colombia con inminente vocación agrícola y pecuaria, y con un gran potencial de despensa alimenticia internacional. Hay que buscar soluciones claras y contundentes que proporcionen al hombre del campo la calidad de vida que se merece.Además, brindarles bienestar a quienes abastecen de alimentos a nuestras alacenas proporcionándoles una adecuada educación con acceso a nuevas herramientas tecnológicas; salud, teniendo a disposición hospitales y centros especializados bien dotados y con personal idóneo y altamente calificado; una vivienda digna para su núcleo familiar y velar por el riguroso cumplimiento de las obligaciones laborales y sociales que como patrones debemos tener con nuestros jornaleros y trabajadores.Es importante generar arraigo y amor por el campo. Sus habitantes se deben sentir protegidos y apoyados por las autoridades civiles y militares, y además contar con una infraestructura vial que les permita un adecuado desplazamiento para así poder comercializar mucho más fácil sus productos.Es importante no dar pie a que otras fuerzas aprovechen estas debilidades para implantar su autoridad. Hay que alentar al campesino a permanecer en su tierra, promoviendo el empleo rural y la protección del medio ambiente. Así mismo, a conservar la naturaleza. Infortunadamente, algunas actividades relacionadas con la agricultura y la ganadería, manejadas en forma irresponsable, han contribuido a un proceso de deforestación con las obvias consecuencias para el ecosistema.Hay que buscar alternativas que reviertan la rápida degradación de los suelos de los cuales obtenemos nuestros recursos, pues no es posible lograr un escenario productivo con suelos infértiles y ausentes de agua.Es importante tener en cuenta que se avecina una crisis mundial de alimentos y se abre la oportunidad para Colombia de convertirse en un gran proveedor de comida, gracias a su posición privilegiada en el trópico, que le permite producir carne, leche y diferentes productos los 365 días del año. El mundo día a día demanda más alimentos, y son nuestros vecinos los primeros en solicitarlos y, por fortuna, contamos con la diversidad agrícola y pecuaria suficiente para competir con otros países. La pregunta es: ¿contamos con la mano de obra campesina suficiente y en condiciones dignas para afrontar estos retos?Debemos pensar que buena parte del futuro de Colombia está en el campo. Es el momento de hacer elecciones estratégicas e integrar esfuerzos para construir una visión conjunta del agro, y más aún, cuando Colombia se prepara para ser protagonista de diversos tratados de libre comercio donde tendrá la oportunidad de exportar a diferentes países, refirmando su título de despensa alimentaría mundial.Hago entonces una cordial invitación a los entes gubernamentales, a los líderes del sector ganadero y agrícola y al ciudadano común, para que desde sus actividades vuelquen sus miradas al campo con ojos críticos y dispuestos a cambiar por una Colombia más productiva y rentable.Solidaricémonos en contra de la violencia y hagámosle frente a los desafíos del campo brindándoles bienestar a sus habitantes en medio de un ecosistema limpio y productivo. Este es el gran compromiso con el sector rural para el 2009.
JUAN SANTIAGO VÉLEZ HERNÁNDEZ. Director Ejecutivo, Asocebú
Publicado el 12-03-09
Es hora de retomar un tema que no me canso de exponer y de plasmar en mis escritos por su trascendencia en la estabilidad y la paz de Colombia: el futuro del campo, pues buena parte de quienes labran la tierra y producen los alimentos, trabajan en condiciones desfavorables y a un ritmo que no corresponde a la necesidad de la producción actual.Situación por demás preocupante, teniendo en cuenta que un alto número de compatriotas que hoy alcanzan los 10'997.700 en una población de aproximadamente 43 millones de habitantes (de acuerdo con el último censo del 2005), viven en áreas rurales afectadas por problemas de violencia y carentes de incentivos, situación que los obliga a abandonar el campo y a buscar en las principales ciudades mejores oportunidades. A lo anterior se suma también un desempleo que a marzo del año pasado alcanzó una tasa del 8,4 por ciento en estas zonas del país.No podemos permitir que estas cifras continúen creciendo como una bola de nieve arrasando con el sector primario de la economía, vital en la producción de alimentos. No debemos condenar a nuestros campesinos a la pobreza permanente y absoluta y a asumir una actitud pasiva que a lo único que lleva es a una desaceleración en la actividad rural. Esta responsabilidad no es exclusiva del Estado, es también de la empresa privada y de cada uno de los que de una u otra manera ejercemos algún liderazgo en el sector agropecuario nacional.Debemos despertar de este letargo, pues está en riesgo una Colombia con inminente vocación agrícola y pecuaria, y con un gran potencial de despensa alimenticia internacional. Hay que buscar soluciones claras y contundentes que proporcionen al hombre del campo la calidad de vida que se merece.Además, brindarles bienestar a quienes abastecen de alimentos a nuestras alacenas proporcionándoles una adecuada educación con acceso a nuevas herramientas tecnológicas; salud, teniendo a disposición hospitales y centros especializados bien dotados y con personal idóneo y altamente calificado; una vivienda digna para su núcleo familiar y velar por el riguroso cumplimiento de las obligaciones laborales y sociales que como patrones debemos tener con nuestros jornaleros y trabajadores.Es importante generar arraigo y amor por el campo. Sus habitantes se deben sentir protegidos y apoyados por las autoridades civiles y militares, y además contar con una infraestructura vial que les permita un adecuado desplazamiento para así poder comercializar mucho más fácil sus productos.Es importante no dar pie a que otras fuerzas aprovechen estas debilidades para implantar su autoridad. Hay que alentar al campesino a permanecer en su tierra, promoviendo el empleo rural y la protección del medio ambiente. Así mismo, a conservar la naturaleza. Infortunadamente, algunas actividades relacionadas con la agricultura y la ganadería, manejadas en forma irresponsable, han contribuido a un proceso de deforestación con las obvias consecuencias para el ecosistema.Hay que buscar alternativas que reviertan la rápida degradación de los suelos de los cuales obtenemos nuestros recursos, pues no es posible lograr un escenario productivo con suelos infértiles y ausentes de agua.Es importante tener en cuenta que se avecina una crisis mundial de alimentos y se abre la oportunidad para Colombia de convertirse en un gran proveedor de comida, gracias a su posición privilegiada en el trópico, que le permite producir carne, leche y diferentes productos los 365 días del año. El mundo día a día demanda más alimentos, y son nuestros vecinos los primeros en solicitarlos y, por fortuna, contamos con la diversidad agrícola y pecuaria suficiente para competir con otros países. La pregunta es: ¿contamos con la mano de obra campesina suficiente y en condiciones dignas para afrontar estos retos?Debemos pensar que buena parte del futuro de Colombia está en el campo. Es el momento de hacer elecciones estratégicas e integrar esfuerzos para construir una visión conjunta del agro, y más aún, cuando Colombia se prepara para ser protagonista de diversos tratados de libre comercio donde tendrá la oportunidad de exportar a diferentes países, refirmando su título de despensa alimentaría mundial.Hago entonces una cordial invitación a los entes gubernamentales, a los líderes del sector ganadero y agrícola y al ciudadano común, para que desde sus actividades vuelquen sus miradas al campo con ojos críticos y dispuestos a cambiar por una Colombia más productiva y rentable.Solidaricémonos en contra de la violencia y hagámosle frente a los desafíos del campo brindándoles bienestar a sus habitantes en medio de un ecosistema limpio y productivo. Este es el gran compromiso con el sector rural para el 2009.
JUAN SANTIAGO VÉLEZ HERNÁNDEZ. Director Ejecutivo, Asocebú
Agro 2008 - Proyección 2009
Cambio climático y prolongadas lluvias, preocupación de inversionistas del campo, según encuesta de PORTAFOLIO
De acuerdo con los resultados del sondeo realizado por Cega-Uniandes, para PORTAFOLIO, Finagro, la SAC y la Cámara Procultivos de la Andi, El 2008 no fue un buen año para los productores del campo.
No solamente disminuyeron los reportes positivos sobre el desempeño económico de su actividad frente a un año atrás, sino que aumentó a 38,3 por ciento la porción de empresarios rurales que tuvo menores niveles en la producción 38,3 por ciento, particularmente en café, caña de azúcar, palma africana y ganado de leche, actividades consideradas claves para el crecimiento del sector.
Así lo señalan los resultados de la Encuesta de Opinión Empresarial Agropecuaria. Al finalizar el 2007, el optimismo rondaba al 24,2 por ciento de los productores, en tanto que al finalizar el año pasado fue reportado por el 19,6 por ciento.
Es más, el panorama para el 2009, tampoco es el mejor, según las expectativas de agricultores y ganaderos, pues solo el 25 por ciento de los consultados tiene previsto hacer inversiones en obras de infraestructura. Además, solo el 14,6 por ciento planea invertir en maquinaria y equipo.
Por el contrario, al cierre del 2008 más productores de banano (52,4 por ciento) y de porcinos (40,2 por ciento) reportaron aumentos en la producción.
Estos mismos subsectores reportaron una situación económica positiva, al igual que los cultivadores de arroz, algodón, maíz, soya, sorgo, caco, plátano y caña panelera.
De acuerdo con los resultados de la encuesta, el 46,7 por ciento de los productores agropecuarios señalan desfavorable el costo de los insumos, principalmente ganado porcino (64,6 por ciento), papa y hortalizas (57,2 por ciento), banano (48,1 por ciento), cacao, plátano y caña panelera (46,9), ganado de leche (45,3), ganado de carne (43) y flores (32,3 por ciento).
En concordancia con lo sucedido el año pasado por el prolongado invierno, el clima es percibido como un factor negativo por más productores agropecuarios (23,6 por ciento), especialmente en actividades como café (45.1 por ciento) y arroz, algodón, maíz, soya y sorgo (26,1 por ciento).
Este hecho ha comenzado a llamar la atención de los expertos, pues las lluvias registradas en el 2008, hicieron que el año pasado se convirtiera en uno de los más lluviosos de la historia del país. Es más, en lo que va de este año, por primera vez el país padece invierno en enero y febrero, incluso con tragedias como la sucedida en los últimos días en Nariño, cion el desbordamiento del río Mira. Tradicionalmente, enero y febrero de todos los años eran los meses de las heladas y los incendios forestales, pero el 2009 comenzó como otro año de tragedias por la intensidas del invierno. Prevén buenos precios
De acueredo con los restltados de la encuesta, en el último trimestre del 2008 aumentó la percepción favorable sobre las ventas etre los cultivadores de actividades idad de los precios de venta, para el 23,7 por ciento de los productores.
En forma indivudual, los criadores de cerdos son los más optimista. E 60,5 por cientp de los consultados tiene buenas expectativas de oprecios, en tanto que la porción de cultivadores de arroz, algodón, maíz, soya y sorgo que es optimista, asciende al 34,1 por coento.
Los productores que prevén mejores ingresos son el 28,4 por ciento y los de pollo y de huevos el 28 por cientoAsí mismo, es mayor la fracción bananeros (32 por ciento) y de floricultores (23,4 por ciento que señalaron como favorable el comportamiento de la tasa de cambio durante el último trimestre del 2008. La situación actual es aún de mayor optimismo teniendo en cuenta el alto incremento del precio del dólar en los que va corrido del presente año.
En el cuarto trimestre del año pasado, se redujeron las expectativas positivas sobre el desempeño económico del sector agropecuario. Así piensa el 30,5 por ciento de los encuestados en tanto que las intenciones de ampliar la producción la reportó el 25,7 por ciento.
Opiniones de agricultores y ganaderos están divididas sobre expectativas del 2009
Aunque la mayoría de productores agropecuarios tiene expectativas positivas en torno a precios de venta y tasa de cambio, un buen número de encuestados no es optimista sobre su suerte en el 2009.
Ante la pregunta ¿cómo cree que será su situación económica en el primer trimestre de 2009?, los empresarios rurales respondieron lo siguiente:
El 58,8 por ciento de los productores de flores, el 32,8 por ciento de los de caco, plátano y caña panelera, y el 32,6 por ciento de quienes cultivan arroz, algodón, maíz, soya y sorgo, esperan una mejor situación económica este año.
En contraste, más productores de café, el 40,4 por ciento, y el 25,9 por ciento de los productores de azúcar y palma africana prevén un empeoramiento de sus economías.
Al ser consultados sobre si ampliarán el tamaño de sus unidades de producción, las respuestas muestran que cada vez son más lo que indican que no lo harán. El 25, 7 por ciento asegura que crecerá, particularmente en flores (13,6 por ciento) y ganado de leche (16,9 por ciento).
Sobre la intenciones se comprar maquinaria y equipo, menos productores agropecuarios (17,5 por ciento) prevé inversiones en este rubro, tendencia que especialmente se observa en banano (10,55) y pollo y huevos (26,5 por ciento).
Sin embargo, más porcicultores y productores de caña de azúcar y palma africana sí contemplan este tipo de inversiones.
Respecto a la inversión en infraestructura, una fracción más reducida de productores de café (14,1 por ciento) y pollo y huevos (32,1 por ciento) planea hacerlo.
Igual sucede con la adecuación de tierras donde hay poco ánimo para ello. Según los resultados de la encuesta, se evidencia una reducción en los productores del sector agropecuario (32,7 por ciento) que prevé inversiones en obras de adecuación de tierras. Específicamente, para los floricultores (22,5 por ciento.
En lo que tiene que ver con los factores más desfavorables para el desempeño de la actividad productiva en el primer trimestre del 2009, la proporción de productores del sector agropecuario que auguran un efecto negativo del costo de los insumos es casi la misma del año anterior (44,1 por ciento. Sobre este aspecto hay mayor la preocupación entre los productores de ganado porcino (58), papa y hortalizas (56,7), banano (50,3), cacao, plátano y caña panelera (41,5) y flores (35,7 por ciento).
Clima, adverso
Al igual que en el 2008, los productores prevén que este año será malo en materia de clima. Cada vez es más el porcentaje de respuestas de productores agropecuarios que pronostican un clima adverso. La cifras asciende a 22,1 por ciento. Los más pesimistas al respecto son los cafeteros (36,7) y ganaderos de leche (29,6 por ciento).
La proporción de productores del sector agropecuario preocupados por el comportamiento de los precios de venta se mantiene casi invariable con relación al año anterior (10,5 por ciento).
Los más preocupados por este factor son los productores de pollo y huevos (27,3 por ciento), azúcar y palma africana (22,8) ganado de leche (16,7), cacao, plátano y caña panelera (15,7) y arroz, algodón, maíz, soya y sorgo (13,5 por ciento).
Reducción drástica de la buena percepción económica entre productores de Azúcar, palma de aceite y frutas
Bajó la fracción de productores de Azúcar, palma africana y frutas de plantación, que califica buena la situación económica actual (17%) en comparación con el dato del año anterior (54,2%).
En el mismo sentido, bajó el porcentaje de productores que señalan mayores niveles de producción (26,6 por ciento).
De acuerdo con los resultados de la encuesta de Cega, más productores de azúcar, palma y frutas reportaron aumento en la inversión para adecuación de tierras (52,2 por ciento) y obras de infraestructura (43,2 por ciento). No obstante, disminuyen las relacionadas con maquinaria y equipo (14,7 por ciento).
El 23.1 por ciento de los productores evalúan que actualmente ningún factor es favorable para el desempeño de su actividad. Para este grupo de cultivadores, la percepción desfavorable del costo de los insumos fue de 29,2 por ciento) y el impacto del clima fue reportado como negativo por el 16,4 por ciento de los encuestados.
Menos cultivadores de Papa y hortalizas señalan un buen desempeño de sus economías (9,9 por ciento). Por otra parte, la cuarta parte de los productores proyectan ampliar la producción (25,8 por ciento).
En ganando de carne, disminuyó la proporción de productores que califican buena su situación económica (20,6 por ciento). El porcentaje de quienes reportan aumentos en la producción también bajó en este período al 22,5 por ciento de los encuestados.
Sin embargo, aumentó la fracción de productores que reportaron inversiones en obras de infraestructura.
Alza del dólar se ha convertido en factor determinante respecto al optimismo de sectores exportadores del agro
Es el caso de las flores, café, Azúcar, banano y palma de aceite, e incluso de productores nacionales que compiten con alimentos importados, tales como los granos y el algodón.
El hecho se ha intensificado en el arranque del 2009. La tasa de cambio se presenta como un factor favorable para el 32 por ciento de los bananeros.
Aunque para el 50,5 por ciento de los cafeteros la situación económica actual es mala, y aumentó de manera importante la fracción de productores que señalan menores niveles de producción (75,7 por ciento), el factor favorable está en la expectativa de precios y en la mejora de la tasa de cambio.
Sin embargo, los cafeteros son pesimistas. Bajaron las respuestas que señalan inversiones en adecuación de tierras (15,1 por ciento), obras de infraestructura (13,6 por ciento y compra de maquinaria y equipos (13,8 por ciento).
Los factores más desfavorables para la actividad cafetera este año son el comportamiento del clima (45,1 por ciento) y el costo de los insumos (38,4 por ciento).
En fores, el 19,1 por ciento de los consultados dijo estar conforme con su situación económica actual, 10 puntos porcentuales por encima de la cifra registrada el año anterior. Aunque, se mantiene estable el número de productores que reporta mayor producción física de alimentos fue de 36,5 por ciento, según la encuesta. La preocupación de los floricultores por el costo de los insumos se elevó significativamente (32,3 por ciento).
En el cierre del 2008, el 16,7 por ciento consideró que los precios de venta eran buenos, mientras que el 23,4 por ciento tenía expectativas positivas en torno a la mejora en la tasa de cambio.
Agro: Baja Demanda Opaca La Devaluación El Aceite De Palma Salió Bien Librado
JUAN CARLOS DOMÍNGUEZ Redacción Economía y Negocios
El comportamiento favorable de la tasa de cambio le ha dado un respiro al sector agroexportador. Sin embargo, la recesión económica en los países compradores de estos productos y los altos costos de producción se han convertido en un obstáculo para su rápida recuperación.
En medio de esta contradicción, los productores agropecuarios tienen claro que la revaluación del peso llegó a su fin, por ahora, y que el mayor valor del dólar estadounidense está trayendo mejores tiempos frente a las pérdidas acumuladas durante más de cinco años.
Sectores como los de flores, banano, palma de aceite y café, entre otros, guardan la esperanza de que la tasa de cambio se mantenga favorable para sus negocios; esto quiere decir, por encima de los 2.500 pesos por dólar.
De acuerdo con la opinión de los dirigentes gremiales, el fenómeno cambiario les ocasionó pérdidas de miles de millones de pesos, además de haber tenido que redoblar sus esfuerzos para mantener los mercados y los volúmenes de sus exportaciones, pese a la pérdida de competitividad.
Para los floricultores, según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), durante los últimos cinco años se dejaron de percibir 1,5 billones de pesos por concepto de ingresos; la cifra correspondió al periodo entre marzo del 2003 a julio del 2008, cuando el dólar comenzó a recuperarse.
Pese a esta cifra, las exportaciones de flores totalizaron 1.115 millones de dólares en el 2008, similar a la reportada para el 2007.
Como consecuencia de esto, en el sector floricultor 19 empresas productoras se acogieron a la Ley 1116 o de insolvencia, mientras que 18.000 trabajadores fueron despedidos.
Richard Franklin, vicepresidente de Asocolflores, considera que la tasa de cambio ideal es muy difícil de calcular, puesto que, pese a la tendencia favorable del dólar, hay que sumarle otros rubros que se han incrementado como los costos de producción, los salarios y una potencial merma en el consumo, ante la crisis de las naciones compradoras de estos productos.
“Las ventas de San Valentín fueron, en volumen, muy similares a las del 2007; hay que esperar a que comiencen a llegar los pagos y evaluarlo todo para determinar cómo nos va a ir este año”, concluyó.
Además, dejó entrever que la crisis financiera internacional, se sentirá en los volúmenes de las futuras exportaciones, como las que se avecinan para el Día de la Madre.
En el caso de la industria bananera, las cuentas de recursos dejados de percibir se calculan en 2,9 billones de pesos durante los cinco años de revaluación, además de los problemas a que se han visto abocados tras la decisión unilateral de la Unión Europea de imponer un arancel de 176 euros por tonelada que ingrese a ese mercado.
Según Roberto Hoyos Ruiz, presidente de la Asociación de Bananeros de Colombia (Augura), en los últimos años han salido del negocio entre 2.000 a 2.500 hectáreas sembradas con la fruta o han cambiado de manos; es decir, que muchos productores decidieron vender sus fincas y dedicarse a otra actividad.
Sin embargo, la revaluación trajo un beneficio al sector, al incrementarse la productividad, al pasar de 1.700 cajas por hectárea en el 2005 a 2.350 al cierre del 2008, lo que significa que el área sembrada no ha crecido, pero se obtiene más fruta por hectárea.
Archivo / PORTAFOLIO.
En el sector palmero, el efecto de la revaluación fue menos protagónico que en las demás actividades de exportación.
El proceso revaluacionista coincidió con una época de ‘vacas gordas’, pues el precio internacional, de referencia para Colombia, se trepó hasta los 1.250 dólares por tonelada de aceite crudo.
Según Luis Fernando Jaramillo, gerente de la Promotora de Proyectos Agroindustriales de Palma de Aceite (Propalma), esto hizo que el fenómeno cambiario se sintiera menos; ahora los precios han estado deprimidos, pues han bajado hasta los 450 dólares (hoy es de 570).
“El alto precio anotado se logró por las buenas expectativas que tenía el mercado entre abril y julio del 2008; sin embargo, a partir de agosto comenzó a caer hasta los niveles ya señalados. Además de esta caída libre se sumó que los costos de los fertilizantes se treparon, lo mismo que otros costos de producción”, anotó Jaramillo.
De otra parte, en opinión del gerente de Propalma, la crisis financiera se verá atenuada, pues el sector palmero no tiene endeudamiento en dólares, aunque sí podría presentarse una baja en la demanda de esta materia prima.
“El tema se los dejo a los futurólogos", concluyó Jaramillo.
Por su parte, Rubén Darío Lizarralde, gerente de Indupalma, consideró que al sector palmero no le pasó nada con la revaluación, es más, fue tan buena época que los precios ayudaron a hacer reconversión industrial en la empresa, la cual fue de hasta el 40 por ciento de su planta de producción, lo que ayudó a incrementar la productividad en hasta un punto porcentual por tonelada de fruta procesada.
Además, pudieron instalar una nueva planta extractora, “todo, con maquinaria y equipos importados”, concluyó Lizarralde.
A los palmeros también los favoreció el auge de los biocombustibles, lo que hizo que los precios del aceite se incrementaran.
Archivo / PORTAFOLIO.
Coberturas cambiarias, incentivos económicos para mejorar la sanidad de los cultivos y para los sistemas de riego y drenaje, lo mismo que créditos a tasas bajas, han sido las ayudas diseñadas por el Gobierno para los exportadores del sector agropecuario.
En los últimos dos años anteriores se han ofrecido coberturas cambiarias, con las cuales se garantiza un ingreso mínimo por dólar a los exportadores.
Otra ayuda que se les entregó a los productores de flores, follajes, banano y banano de exportación, fue el incentivo sanitario, que destinó recursos para financiar los programas de erradicación y control de plagas en los cultivos. Además, con recursos del programa Agro Ingreso Seguro se ofrecieron líneas de crédito con bajas tasas de interés.
Gobierno ha tendido la mano
De acuerdo con los resultados del sondeo realizado por Cega-Uniandes, para PORTAFOLIO, Finagro, la SAC y la Cámara Procultivos de la Andi, El 2008 no fue un buen año para los productores del campo.
No solamente disminuyeron los reportes positivos sobre el desempeño económico de su actividad frente a un año atrás, sino que aumentó a 38,3 por ciento la porción de empresarios rurales que tuvo menores niveles en la producción 38,3 por ciento, particularmente en café, caña de azúcar, palma africana y ganado de leche, actividades consideradas claves para el crecimiento del sector.
Así lo señalan los resultados de la Encuesta de Opinión Empresarial Agropecuaria. Al finalizar el 2007, el optimismo rondaba al 24,2 por ciento de los productores, en tanto que al finalizar el año pasado fue reportado por el 19,6 por ciento.
Es más, el panorama para el 2009, tampoco es el mejor, según las expectativas de agricultores y ganaderos, pues solo el 25 por ciento de los consultados tiene previsto hacer inversiones en obras de infraestructura. Además, solo el 14,6 por ciento planea invertir en maquinaria y equipo.
Por el contrario, al cierre del 2008 más productores de banano (52,4 por ciento) y de porcinos (40,2 por ciento) reportaron aumentos en la producción.
Estos mismos subsectores reportaron una situación económica positiva, al igual que los cultivadores de arroz, algodón, maíz, soya, sorgo, caco, plátano y caña panelera.
De acuerdo con los resultados de la encuesta, el 46,7 por ciento de los productores agropecuarios señalan desfavorable el costo de los insumos, principalmente ganado porcino (64,6 por ciento), papa y hortalizas (57,2 por ciento), banano (48,1 por ciento), cacao, plátano y caña panelera (46,9), ganado de leche (45,3), ganado de carne (43) y flores (32,3 por ciento).
En concordancia con lo sucedido el año pasado por el prolongado invierno, el clima es percibido como un factor negativo por más productores agropecuarios (23,6 por ciento), especialmente en actividades como café (45.1 por ciento) y arroz, algodón, maíz, soya y sorgo (26,1 por ciento).
Este hecho ha comenzado a llamar la atención de los expertos, pues las lluvias registradas en el 2008, hicieron que el año pasado se convirtiera en uno de los más lluviosos de la historia del país. Es más, en lo que va de este año, por primera vez el país padece invierno en enero y febrero, incluso con tragedias como la sucedida en los últimos días en Nariño, cion el desbordamiento del río Mira. Tradicionalmente, enero y febrero de todos los años eran los meses de las heladas y los incendios forestales, pero el 2009 comenzó como otro año de tragedias por la intensidas del invierno. Prevén buenos precios
De acueredo con los restltados de la encuesta, en el último trimestre del 2008 aumentó la percepción favorable sobre las ventas etre los cultivadores de actividades idad de los precios de venta, para el 23,7 por ciento de los productores.
En forma indivudual, los criadores de cerdos son los más optimista. E 60,5 por cientp de los consultados tiene buenas expectativas de oprecios, en tanto que la porción de cultivadores de arroz, algodón, maíz, soya y sorgo que es optimista, asciende al 34,1 por coento.
Los productores que prevén mejores ingresos son el 28,4 por ciento y los de pollo y de huevos el 28 por cientoAsí mismo, es mayor la fracción bananeros (32 por ciento) y de floricultores (23,4 por ciento que señalaron como favorable el comportamiento de la tasa de cambio durante el último trimestre del 2008. La situación actual es aún de mayor optimismo teniendo en cuenta el alto incremento del precio del dólar en los que va corrido del presente año.
En el cuarto trimestre del año pasado, se redujeron las expectativas positivas sobre el desempeño económico del sector agropecuario. Así piensa el 30,5 por ciento de los encuestados en tanto que las intenciones de ampliar la producción la reportó el 25,7 por ciento.
Opiniones de agricultores y ganaderos están divididas sobre expectativas del 2009
Aunque la mayoría de productores agropecuarios tiene expectativas positivas en torno a precios de venta y tasa de cambio, un buen número de encuestados no es optimista sobre su suerte en el 2009.
Ante la pregunta ¿cómo cree que será su situación económica en el primer trimestre de 2009?, los empresarios rurales respondieron lo siguiente:
El 58,8 por ciento de los productores de flores, el 32,8 por ciento de los de caco, plátano y caña panelera, y el 32,6 por ciento de quienes cultivan arroz, algodón, maíz, soya y sorgo, esperan una mejor situación económica este año.
En contraste, más productores de café, el 40,4 por ciento, y el 25,9 por ciento de los productores de azúcar y palma africana prevén un empeoramiento de sus economías.
Al ser consultados sobre si ampliarán el tamaño de sus unidades de producción, las respuestas muestran que cada vez son más lo que indican que no lo harán. El 25, 7 por ciento asegura que crecerá, particularmente en flores (13,6 por ciento) y ganado de leche (16,9 por ciento).
Sobre la intenciones se comprar maquinaria y equipo, menos productores agropecuarios (17,5 por ciento) prevé inversiones en este rubro, tendencia que especialmente se observa en banano (10,55) y pollo y huevos (26,5 por ciento).
Sin embargo, más porcicultores y productores de caña de azúcar y palma africana sí contemplan este tipo de inversiones.
Respecto a la inversión en infraestructura, una fracción más reducida de productores de café (14,1 por ciento) y pollo y huevos (32,1 por ciento) planea hacerlo.
Igual sucede con la adecuación de tierras donde hay poco ánimo para ello. Según los resultados de la encuesta, se evidencia una reducción en los productores del sector agropecuario (32,7 por ciento) que prevé inversiones en obras de adecuación de tierras. Específicamente, para los floricultores (22,5 por ciento.
En lo que tiene que ver con los factores más desfavorables para el desempeño de la actividad productiva en el primer trimestre del 2009, la proporción de productores del sector agropecuario que auguran un efecto negativo del costo de los insumos es casi la misma del año anterior (44,1 por ciento. Sobre este aspecto hay mayor la preocupación entre los productores de ganado porcino (58), papa y hortalizas (56,7), banano (50,3), cacao, plátano y caña panelera (41,5) y flores (35,7 por ciento).
Clima, adverso
Al igual que en el 2008, los productores prevén que este año será malo en materia de clima. Cada vez es más el porcentaje de respuestas de productores agropecuarios que pronostican un clima adverso. La cifras asciende a 22,1 por ciento. Los más pesimistas al respecto son los cafeteros (36,7) y ganaderos de leche (29,6 por ciento).
La proporción de productores del sector agropecuario preocupados por el comportamiento de los precios de venta se mantiene casi invariable con relación al año anterior (10,5 por ciento).
Los más preocupados por este factor son los productores de pollo y huevos (27,3 por ciento), azúcar y palma africana (22,8) ganado de leche (16,7), cacao, plátano y caña panelera (15,7) y arroz, algodón, maíz, soya y sorgo (13,5 por ciento).
Reducción drástica de la buena percepción económica entre productores de Azúcar, palma de aceite y frutas
Bajó la fracción de productores de Azúcar, palma africana y frutas de plantación, que califica buena la situación económica actual (17%) en comparación con el dato del año anterior (54,2%).
En el mismo sentido, bajó el porcentaje de productores que señalan mayores niveles de producción (26,6 por ciento).
De acuerdo con los resultados de la encuesta de Cega, más productores de azúcar, palma y frutas reportaron aumento en la inversión para adecuación de tierras (52,2 por ciento) y obras de infraestructura (43,2 por ciento). No obstante, disminuyen las relacionadas con maquinaria y equipo (14,7 por ciento).
El 23.1 por ciento de los productores evalúan que actualmente ningún factor es favorable para el desempeño de su actividad. Para este grupo de cultivadores, la percepción desfavorable del costo de los insumos fue de 29,2 por ciento) y el impacto del clima fue reportado como negativo por el 16,4 por ciento de los encuestados.
Menos cultivadores de Papa y hortalizas señalan un buen desempeño de sus economías (9,9 por ciento). Por otra parte, la cuarta parte de los productores proyectan ampliar la producción (25,8 por ciento).
En ganando de carne, disminuyó la proporción de productores que califican buena su situación económica (20,6 por ciento). El porcentaje de quienes reportan aumentos en la producción también bajó en este período al 22,5 por ciento de los encuestados.
Sin embargo, aumentó la fracción de productores que reportaron inversiones en obras de infraestructura.
Alza del dólar se ha convertido en factor determinante respecto al optimismo de sectores exportadores del agro
Es el caso de las flores, café, Azúcar, banano y palma de aceite, e incluso de productores nacionales que compiten con alimentos importados, tales como los granos y el algodón.
El hecho se ha intensificado en el arranque del 2009. La tasa de cambio se presenta como un factor favorable para el 32 por ciento de los bananeros.
Aunque para el 50,5 por ciento de los cafeteros la situación económica actual es mala, y aumentó de manera importante la fracción de productores que señalan menores niveles de producción (75,7 por ciento), el factor favorable está en la expectativa de precios y en la mejora de la tasa de cambio.
Sin embargo, los cafeteros son pesimistas. Bajaron las respuestas que señalan inversiones en adecuación de tierras (15,1 por ciento), obras de infraestructura (13,6 por ciento y compra de maquinaria y equipos (13,8 por ciento).
Los factores más desfavorables para la actividad cafetera este año son el comportamiento del clima (45,1 por ciento) y el costo de los insumos (38,4 por ciento).
En fores, el 19,1 por ciento de los consultados dijo estar conforme con su situación económica actual, 10 puntos porcentuales por encima de la cifra registrada el año anterior. Aunque, se mantiene estable el número de productores que reporta mayor producción física de alimentos fue de 36,5 por ciento, según la encuesta. La preocupación de los floricultores por el costo de los insumos se elevó significativamente (32,3 por ciento).
En el cierre del 2008, el 16,7 por ciento consideró que los precios de venta eran buenos, mientras que el 23,4 por ciento tenía expectativas positivas en torno a la mejora en la tasa de cambio.
Agro: Baja Demanda Opaca La Devaluación El Aceite De Palma Salió Bien Librado
JUAN CARLOS DOMÍNGUEZ Redacción Economía y Negocios
El comportamiento favorable de la tasa de cambio le ha dado un respiro al sector agroexportador. Sin embargo, la recesión económica en los países compradores de estos productos y los altos costos de producción se han convertido en un obstáculo para su rápida recuperación.
En medio de esta contradicción, los productores agropecuarios tienen claro que la revaluación del peso llegó a su fin, por ahora, y que el mayor valor del dólar estadounidense está trayendo mejores tiempos frente a las pérdidas acumuladas durante más de cinco años.
Sectores como los de flores, banano, palma de aceite y café, entre otros, guardan la esperanza de que la tasa de cambio se mantenga favorable para sus negocios; esto quiere decir, por encima de los 2.500 pesos por dólar.
De acuerdo con la opinión de los dirigentes gremiales, el fenómeno cambiario les ocasionó pérdidas de miles de millones de pesos, además de haber tenido que redoblar sus esfuerzos para mantener los mercados y los volúmenes de sus exportaciones, pese a la pérdida de competitividad.
Para los floricultores, según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), durante los últimos cinco años se dejaron de percibir 1,5 billones de pesos por concepto de ingresos; la cifra correspondió al periodo entre marzo del 2003 a julio del 2008, cuando el dólar comenzó a recuperarse.
Pese a esta cifra, las exportaciones de flores totalizaron 1.115 millones de dólares en el 2008, similar a la reportada para el 2007.
Como consecuencia de esto, en el sector floricultor 19 empresas productoras se acogieron a la Ley 1116 o de insolvencia, mientras que 18.000 trabajadores fueron despedidos.
Richard Franklin, vicepresidente de Asocolflores, considera que la tasa de cambio ideal es muy difícil de calcular, puesto que, pese a la tendencia favorable del dólar, hay que sumarle otros rubros que se han incrementado como los costos de producción, los salarios y una potencial merma en el consumo, ante la crisis de las naciones compradoras de estos productos.
“Las ventas de San Valentín fueron, en volumen, muy similares a las del 2007; hay que esperar a que comiencen a llegar los pagos y evaluarlo todo para determinar cómo nos va a ir este año”, concluyó.
Además, dejó entrever que la crisis financiera internacional, se sentirá en los volúmenes de las futuras exportaciones, como las que se avecinan para el Día de la Madre.
En el caso de la industria bananera, las cuentas de recursos dejados de percibir se calculan en 2,9 billones de pesos durante los cinco años de revaluación, además de los problemas a que se han visto abocados tras la decisión unilateral de la Unión Europea de imponer un arancel de 176 euros por tonelada que ingrese a ese mercado.
Según Roberto Hoyos Ruiz, presidente de la Asociación de Bananeros de Colombia (Augura), en los últimos años han salido del negocio entre 2.000 a 2.500 hectáreas sembradas con la fruta o han cambiado de manos; es decir, que muchos productores decidieron vender sus fincas y dedicarse a otra actividad.
Sin embargo, la revaluación trajo un beneficio al sector, al incrementarse la productividad, al pasar de 1.700 cajas por hectárea en el 2005 a 2.350 al cierre del 2008, lo que significa que el área sembrada no ha crecido, pero se obtiene más fruta por hectárea.
Archivo / PORTAFOLIO.
En el sector palmero, el efecto de la revaluación fue menos protagónico que en las demás actividades de exportación.
El proceso revaluacionista coincidió con una época de ‘vacas gordas’, pues el precio internacional, de referencia para Colombia, se trepó hasta los 1.250 dólares por tonelada de aceite crudo.
Según Luis Fernando Jaramillo, gerente de la Promotora de Proyectos Agroindustriales de Palma de Aceite (Propalma), esto hizo que el fenómeno cambiario se sintiera menos; ahora los precios han estado deprimidos, pues han bajado hasta los 450 dólares (hoy es de 570).
“El alto precio anotado se logró por las buenas expectativas que tenía el mercado entre abril y julio del 2008; sin embargo, a partir de agosto comenzó a caer hasta los niveles ya señalados. Además de esta caída libre se sumó que los costos de los fertilizantes se treparon, lo mismo que otros costos de producción”, anotó Jaramillo.
De otra parte, en opinión del gerente de Propalma, la crisis financiera se verá atenuada, pues el sector palmero no tiene endeudamiento en dólares, aunque sí podría presentarse una baja en la demanda de esta materia prima.
“El tema se los dejo a los futurólogos", concluyó Jaramillo.
Por su parte, Rubén Darío Lizarralde, gerente de Indupalma, consideró que al sector palmero no le pasó nada con la revaluación, es más, fue tan buena época que los precios ayudaron a hacer reconversión industrial en la empresa, la cual fue de hasta el 40 por ciento de su planta de producción, lo que ayudó a incrementar la productividad en hasta un punto porcentual por tonelada de fruta procesada.
Además, pudieron instalar una nueva planta extractora, “todo, con maquinaria y equipos importados”, concluyó Lizarralde.
A los palmeros también los favoreció el auge de los biocombustibles, lo que hizo que los precios del aceite se incrementaran.
Archivo / PORTAFOLIO.
Coberturas cambiarias, incentivos económicos para mejorar la sanidad de los cultivos y para los sistemas de riego y drenaje, lo mismo que créditos a tasas bajas, han sido las ayudas diseñadas por el Gobierno para los exportadores del sector agropecuario.
En los últimos dos años anteriores se han ofrecido coberturas cambiarias, con las cuales se garantiza un ingreso mínimo por dólar a los exportadores.
Otra ayuda que se les entregó a los productores de flores, follajes, banano y banano de exportación, fue el incentivo sanitario, que destinó recursos para financiar los programas de erradicación y control de plagas en los cultivos. Además, con recursos del programa Agro Ingreso Seguro se ofrecieron líneas de crédito con bajas tasas de interés.
Gobierno ha tendido la mano
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